martes, 5 de enero de 2016

Ser padre hoy en día


Es sabido  que ser padre hoy en día, significa una gran responsabilidad, sin embargo, pareciera ser que a veces nos olvidamos de las repercusiones de nuestra conducta con respecto a los hijos. Múltiples autores se han enfocado en escribir sobre el rol de los papás, abordando desde diversas perspectivas esta tarea; en este contenido expongo una visión que se suma y aporta algunas ideas para llevar a cabo tan compleja labor.





Rocío Barocio, comenta en su libro “Disciplina con amor”, algunos aspectos fundamentales para acercarse a los hijos de manera positiva.
Explica que muchas veces, los padres piensan “No quiero repetir lo que mis padres hicieron conmigo”, por lo tanto esto los lleva al  polo opuesto: la permisividad.
Para no caer en extremos y ser parte de una educación consciente en la que se aplica la disciplina con amor, se recomienda evitar  los siguientes  cuatro errores:

   Invertir la jerarquía  


El orden natural de la familia indica  “Yo soy el padre y tú eres el hijo, yo soy el adulto en esta situación”, por lo tanto, el que tiene madurez soy yo, él está en proceso.
Los padres son los adultos y los hijos son niños,  esto permite la conexión con el hijo, el amor incondicional, la aceptación y la protección/seguridad. Cuando se invierte la jerarquía y  decides ser “amigo” de tu hijo, se crean confusiones  y se genera estrés.

            
              Utilizar a los hijos como basureros emocionales

Es común escuchar que tras una pelea entre la pareja, alguno de los padres recurra a “desahogarse” con su hijo, sin embargo, involucrar a los hijos resulta ser contraproducente.

Muchas veces, este tipo de conductas sirve al adulto para soltar frustraciones, sentirse amado, valorizado  y  llenar vacíos; por lo que refleja poca habilidad para manejar sus emociones al no se responsabilizarse y no asumir una postura madura.
En este tipo de situaciones, existen dos roles: el “padre compañero” que  suele ser indiscreto y comparte sus problemas y el “hijo confidente”, aquél que consuela y apoya.

Por lo general, esto genera confusión y estrés (padres inmaduros), mismo que debilita el vínculo, ya que obligan al hijo a ser el adulto, a ser maduro y a enfrentarse ante una situación que no le corresponde.

Recuerda que los hijos están para recibir, para ser respetados, no para cumplir con tus expectativas. 


     Abandonar al hijo


Nos encontramos en una época en la cual pareciera que la vida va de prisa, que el estrés y el cansancio son parte inevitable de ella; después de lidiar con un día lleno de trabajo, terminan cansados y sin energía. Por lo que es común que estén ausentes, física o emocionalmente, del mundo de sus hijos.

Lo natural es el apego, crear un vínculo para sentirse protegido. Por el contrario,  si no hay un adulto, los niños tienden a vincularse con algún compañero, amigos o personas extrañas que  no pueden darle lo que necesita para sentirse seguro.

Debido al frecuente abandono que se tiene con los niños hoy en día, es que surgen diversos tipos de violencia como el bullying o los abusos,  ya que no hay  adultos que se encarguen de atender las necesidades y brindar seguridad a los menores.

¡Hay que estar presentes! Solo los padres pueden ofrecer amor, aceptación incondicional y orientación a los hijos.



                Consentir a los hijos

Este suele ser uno de los errores más frecuentes de los padres, cuando el padre consiente al hijo y no le pone límites para que no se frustre, para evitar el enojo, detiene su proceso de maduración.

Es necesario poner límites, aunque esto en un principio pueda producir frustración, enojo, tristeza, impotencia y  llanto, posteriormente, se lograrán la adaptación, paz, resiliencia y madurez, ya que se aceptan las cosas que no se pueden cambiar.

El adulto desempeña un papel muy importante al  acompañar, sin regañar y empatizando, “Entiendo que estés enojado, que querías ir”, pero  sin ceder. Se recomienda un punto medio, sin necesidad de la nalgada y teniendo muy en cuenta los límites planteados.

Es importante que pase del enojo a la tristeza, a las lágrimas ¿Por qué es importante que el niño llore? Para descargar energía, para sentirse relajado. Es importante que el niño complete el proceso para que se dé la adaptación.
Cuando el hijo no llora porque es resistente a sus emociones, esa energía se vuelve “Energía de ataque” que más adelante se transformará en agresión y violencia.

“El gran aprendizaje de la infancia es aprender a aceptar la frustración a lo que no podemos cambiar”  Gordon Neufeld

Muchas veces, el hijo consentido suele ser un hijo inmaduro, un hijo inadaptado (como un niño pequeño), es impulsivo, necio, egocéntrico, no toma a otros en cuenta; por lo general, se tornan dependientes e irresponsables, culpando a otros por sus errores.

Hay que ayudar a nuestros hijos a madurar, a poner límites
Recuerda que el vínculo entre el papá e hijo es muy importante, entre más fuerte es el vínculo, mayor es el impacto que tiene el padre.

Para finalizar, es muy importante cuestionarnos sobre la labor de ser padre y madre ¿Qué me da autoridad? La conexión con mi hijo, recuerda que escuchamos a las personas que respetamos y admiramos. ¿Cómo tocamos el corazón del hijo? Viendo más allá de su conducta, de su apariencia, a veces se nos olvida que detrás de todo eso hay un SER. Interesándonos en ¿Quién es? ¿Qué le gusta? ¿Qué necesita?

Los problemas de comportamiento son problemas de relación. No dejes que su comportamiento te aleje. Cuando te conectas con tu hijo, cambia su comportamiento.

Psic. Shadid Pech Dorantes
Psicóloga clínica
Contacto: 9999180462
"Trascender" Centro de Atención Psicológica Integral.



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