La escritura ha sido una de las formas de expresión que me ha permitido sobrellevar situaciones difíciles desde mi adolescencia y es un hábito que ha permanecido inherente a mi persona a través de los años, fortaleciéndose a través de la práctica continua y la oportunidad de formación profesional en el área.
A través de esta increíble
herramienta he aprendido a describir e identificar mis emociones y
sentimientos, a expresar de manera escrita aquellas situaciones que me cuesta
trabajo decir cara a cara, a consolidar mis ideas, a narrar historias
fantásticas y también muy reales, así como a recrear vivencias que me han
causando sentimientos negativos para poder darles cierta clase de cierre.
En psicoterapia, siempre he impulsado a los usuarios de mis servicios a desarrollar esta habilidad de manera paulatina para que se convierta en una herramienta que puedan utilizar una vez que hayan finalizado su proceso psicoterapéutico y quienes le han tomado cierta afinidad a la escritura y la han hecho parte de su bagaje de habilidades para la vida reconocen que es una vía alternativa de comunicación no sólo con otras personas, sino principalmente con uno mismo.
Sin embargo, el impacto que tiene
escribir también está relacionado con la retroalimentación y el hecho de compartir
una pequeña porción de tu mundo personal a los demás, pues la manera en la que
te expresas, las temáticas que abordas en tus escritos e inclusive lo que
eliges no decir deja ver cómo están configurados tus esquemas de pensamiento.
Para mí, escribir es un acto de reflexión propia que se vuelve un instrumento de acción y cambio en el momento en que un texto se hace público e impulsa a otras personas a manifestar su acuerdo o desacuerdo con lo que propone el autor, a tomar una postura y a tratar de comprender (es decir, interpretar) lo que se lee.
En mi experiencia personal, he encontrado en la poesía una forma de expresión de sentimientos y pensamientos que es difícil de comparar y de encontrar en otros géneros literarios debido al tipo de recursos y de habilidades que se ponen en juego al momento de la elaboración de un poema. La escritura de poesía me ha permitido integrar aspectos de mi vida y mi persona que podrían ser considerados como polaridades, me ha ayudado a descubrir la belleza que esconden las cosas simples que en algunas ocasiones damos por sentado y me ha permitido darle forma, color y nombre a todos y cada uno de mis demonios.
Por esta razón y por la indignación que siento en estos momentos por la situación actual del Estado es muy grande que no cabe dentro del espacio de este blog les comparto un poema de mi autoría que recientemente fue publicado en el primer número de la revista "Le Trina" del Colectivo Letrantes, un grupo de gente comprometida con crear espacios de intercambio de cultura y arte.
Para mí, escribir es un acto de reflexión propia que se vuelve un instrumento de acción y cambio en el momento en que un texto se hace público e impulsa a otras personas a manifestar su acuerdo o desacuerdo con lo que propone el autor, a tomar una postura y a tratar de comprender (es decir, interpretar) lo que se lee.
En mi experiencia personal, he encontrado en la poesía una forma de expresión de sentimientos y pensamientos que es difícil de comparar y de encontrar en otros géneros literarios debido al tipo de recursos y de habilidades que se ponen en juego al momento de la elaboración de un poema. La escritura de poesía me ha permitido integrar aspectos de mi vida y mi persona que podrían ser considerados como polaridades, me ha ayudado a descubrir la belleza que esconden las cosas simples que en algunas ocasiones damos por sentado y me ha permitido darle forma, color y nombre a todos y cada uno de mis demonios.
Por esta razón y por la indignación que siento en estos momentos por la situación actual del Estado es muy grande que no cabe dentro del espacio de este blog les comparto un poema de mi autoría que recientemente fue publicado en el primer número de la revista "Le Trina" del Colectivo Letrantes, un grupo de gente comprometida con crear espacios de intercambio de cultura y arte.
Dedicado a todas las mujeres que
nos hacen falta. Sus ausencias me duelen, nos duelen a todas.
Silenciadas
Tantas veces quise
gritar a todo pulmón
pero mis gritos
fueron sofocados por sus risas
mi cuerpo, una vez
fuego, convertido en cenizas
mi espíritu doblegado
con violenta perversión
Silenciada por la
sangre que brotaba de mis heridas
sangre que manchaba a
ríos toda una nación
un discurso de paz
lleno de mentiras
cuando somos nosotras
se llama "tradición"
Arrancada de mi propio destino por cobardes
cuyos rostros son los
rostros de cualquiera
nunca me sentí segura
en las calles
¿me llevarás flores
cuando muera?
Rompieron uno a uno mis huesos
junto con mi voluntad
y mi espíritu
se llevaron mi ropa
interior en sus bolsillos
tomaron mi cuerpo y
mi vida sin permiso
En el limbo entre la vida y la muerte
en la soledad y la
penumbra de aquel barranco
cerca de donde solía pasear
a mi perro
es ahí donde meses
después me encontraron
Desnuda, fría y destrozada en cuerpo y alma
con los ojos y las
piernas abiertas
ayuden a mi madre a
mantener la calma
por lo menos me
encontraron, aunque muerta
Me arrancaron la ropa con tanta ira
como si quisieran
arrancarme la piel
toman turnos mientras
los demás miran
nunca pedí morir así
A manos de unos desconocidos
mancillada bajo el
yugo patriarcal
¿acaso me lo merecía?