lunes, 17 de mayo de 2021

Formación de Psicólogos/as: Retos y Desafíos sociales (Por Facebook Live)

 


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domingo, 25 de abril de 2021

Cartas anticipadas para mi muerte I

 Pensar es un borrador, y necesitamos
al otro para que colabore y enriquezca
nuestras ideas…Es mi necesidad del entorno
para poder seguir pensando y dando forma a mis ideas.
-Carmen Vázquez Bandín, 2010

El año pasado (2020), me convertí oficialmente en un treintañero, y con ello, han llegado numerosas crisis existenciales como acostumbra ser en mis experiencias de vida, en una de ellas vienen entramadas las miradas que intercambio con mis consultantes en los procesos de terapia en los que soy muy afortunado de ser testigo y acompañante.

Esta vez, me propuse escribir de forma errática, sin tanto orden, justo como suelen surgir los encuentros uno a uno. En estos encuentros hay tantas formas posibles y probabilidades para poder encontrarnos, nosotros (Yo, Tú) elegimos una en especial de acuerdo a cada circunstancia, de acuerdo a cada tema en donde nos vamos implicando. Si uso el “nosotros” en la redacción es porque justamente de esto trata la Terapia, de un encuentro con la otredad.

Breve (y ni tan breve) introducción a los textos

Apreciable lector/a, frente a ti, se encuentra el primero de quien sabe cuántos capítulos dado que esto no es para nada planeado, estas reflexiones irán surgiendo como un proceso de meditación y que se derivan de acompañamientos a temas que tocan y calan lo profundo de la existencia humana; una existencia que muchas veces es compartida en espacios como la terapia o las relaciones interpersonales (de cualquier etiqueta)… otras veces es llevada desde lo recóndito de nuestros espacios aislados y allá es cuando a veces, suele convertirse en sufrimiento.

Hoy me sirvo de la metáfora de Carmen Vázquez, a quien aprecio mucho y a pesar de no tener el privilegio de conocerla en persona, indirectamente, he conocido a través de sus textos: “El pensar es un borrador”, como tal, cobra vida al abrirse dicho borrador frente al otro, este otro puede tener rostro o muchas veces ser escrito para abrirse posteriormente.

"Le double secret" (René Magritte, 1927)

Estos escritos llevan el nombre “Cartas anticipadas para mi muerte” dado que de origen, el ser humano busca un sentido a su propia existencia y por lo tanto, la Trascendencia de sí mismo; nombre que por supuesto, llevamos a mucha honra en nuestro consultorio: Trascender. Únicamente esta trascendencia puede darse en el ser humano ante la consciencia de que existe en el mundo, es decir, ante la existencia y testificación de otro. Ese “otro/a” eres tú, apreciable lector/a. 

Entonces, la muerte puede ser parte de la vida (que lo es), pero la palabra puede incluso trascender la muerte de manera simbólica; no importa cuándo, dónde o para qué estés leyendo esto, la invitación es que te detengas de momentos a revisar cómo estos temas planteados tocan sensiblemente tus experiencias, tanto como lo han hecho con las mías: como terapeuta, como usuario de terapia, y más que nada, como Ser-Humano.

No pretendo escribir catedrática o académicamente lo que vivo en los procesos de terapia y menos intelectualizar sobre cómo van surgiendo (de eso tengo/tenemos mucho); sino reflexionar sobre estos temas que suelen emerger de entre las grietas-creaciones dialogales que sostenemos en terapia. Estos diálogos, desde luego, son naturalmente imperfectos, vivos, espontáneos y hasta artísticos; cual poesía subversiva, cual grafiti contestatario o música de lírica rebelde. Porque así es la terapia: imperfecta, errática, subversiva y disidente.

Lo que sí es, una muestra de la desnudez con la cual nos acompañamos en terapia: una desnudez existencial en la cual los temas de uno/a, impactan en el otro/a, como en un ejercicio pendular, como en el impacto de cada tic tac del reloj que anuncia y recuerda nuestra finitud.

Espero que estos escritos dejen más preguntas abiertas que respuestas determinadas, realmente esto último es lo que menos deseo. Yo miro la pregunta como un constante caminar hacia la construcción de significados, como una constante apertura de procesos que a veces pueden quedar inconclusos por diversas circunstancias; esta incertidumbre también forma parte de nuestra vida, y es con la otredad que vamos construyendo un cierre y de nueva cuenta, más aperturas de procesos, nuevas preguntas. Entonces, si no te genera preguntas, yo te regalo unas cuantas para ir reflexionando en nuestras experiencias.

Carta a nuestra Soledad

Aquella vieja amiga que se pavonea de que nos ha acompañado durante tanto tiempo, aquella de tiene cierto propósito y que es tan beneficiosa para muchos y tan dolorosa para otros. Esa vieja amiga a veces melancólica, otras veces placentera, busca siempre un lugar por el cual escabullirse y plantarse ante nosotros.

En ocasiones quiere que nos quedemos a jugar con ella en casa, origen de muchas formas creativas de hacernos, crearnos y re-crearnos. Puede apoyarnos para encontrarnos con la belleza de adentro de nosotros o incluso puede llegar a hundirnos en lo profundo de nuestra existencia, allá donde tal vez no se encuentren estructuras aún. -¿Qué es lo que hay al fondo? -Suele preguntar.

"Habitación de hotel" (Edward Hopper, 1931)

Fundamentalmente, le sirve y obedece al Estado, sin ella, el autoritarismo no podría tener la solidez que actualmente tiene en muchos sitios. Y es que el mirarnos desde allá, desde la Soledad, implica justamente apartarnos de nuestro entorno, segregarnos y buscar adentro de nosotros lo que no encontramos afuera, tal vez porque no lo haya… tal vez porque no lo he pedido… tal vez porque no me lo quieren dar… tal vez porque soy invisible… tal vez porque me han hecho invisible… tal vez porque hay mucha incertidumbre. Inserte aquí cualquier otro “tal vez”.

La vieja amiga nos acompaña para desenredar muchos entramados de nuestro Ser, con un ligero inconveniente: que cuando no existe un límite para ella, esta soledad puede tornarse un tanto imponente y sobre-pasarnos. Su forma más común es el aislamiento del cual se nutre, toma fuerzas y nos embota en un ciclo sinsentido, sin fin.

En la naturaleza existen numerosas especies animales que buscan refugio en la soledad cuando se sienten heridos. Es este refugio el que les provee de un espacio seguro para poder lamerse las heridas, descansar, recuperar fuerzas y posteriormente, reincorporarse a la manada, es decir, salir de nueva cuenta al mundo ¿Por qué en el animal-humano sería diferente? Nuestras heridas corresponden a situaciones sociales, humanas, relacionales; es la soledad la que nos provee de un espacio para dejarnos sentir la herida y curarla sigilosamente; y una vez que contamos con la fuerza necesaria, salir al mundo… y tal vez, si nos damos el chance, dejarnos sostener por otros seres humanos… tal vez, si nos damos el chance, dejar que otros también participen en la curación de dichas heridas... tal vez, si nos damos el chance, pedir ayuda y abrir esta herida frente al otro.

"La herida en el pie" (Joaquín Sorolla, 1909)

Espero estar siendo claro hasta este momento de la escritura; la soledad es mera abstracción del “nosotros”; es gracias a que existe este nosotros, que podemos separarnos hacia esta soledad, gracias a que existe esta herida, es que constatamos que existen relaciones que nos vinculan con el mundo, y que son las mismas relaciones con el mundo las que también pueden proveernos de un gran potencial curativo.

Entonces, es la mirada del otro, lo que muchas veces nos rescata del secuestro imperioso de nuestra amiga, lo que nos re-coloca en el punto central de nuestras relaciones con el mundo. Esta mentada mirada del otro, a veces respetuosa, otras veces invasiva, algunas veces oportuna, otras veces inoportuna; siempre irrumpe con estos círculos viciosos del secuestro de la soledad; en el momento preciso en el que irrumpe… la soledad se transforma en compañía y es encarnado bajo el rostro, cuerpo y alma de un otro.

No nos olvidemos de ella, sigue siendo un tanto incomprendida, un tanto utilizada (como en los viejos y no tan viejos gobiernos autoritarios) y un tanto necesaria. Vaya que deja un sabor agridulce, “te necesito, pero a la vez admito que puedes hacerme daño si te quedas mucho tiempo” es el mensaje que regularmente le comunicamos. Aquí, en este mensaje hay mucho de lo que traen consigo muchos otros temas existenciales de co-existir en el mundo, no existe algo tal como un ganar-ganar. Existe más bien, un elegir-renunciar.

Junto con la soledad, vienen muchas oportunidades de conocernos, re-conocernos, crear y re-crearnos; asimismo, una renuncia a nuestro reconocimiento ante el otro (y reconocimiento del otro). De igual forma, a veces necesitamos de ella en una pequeña dosis para permitirnos este que-hacer humano comúnmente llamado “crecimiento”, y como el Ser-Humano inevitablemente vive en relación, esta soledad puede cobrar un sentido cuando después de vivirla, es presentada desde sus creaciones ante otro/a, como una especie de exposición de arte; es entonces que continuamos construyendo junto con el otro/a para que más procesos puedan ir co-surgiendo a la par de lo que hemos ido experimentando a través de la soledad, solo que ahora, desde la compañía.

¿Cuándo nos hemos detenido a sentir la soledad? ¿Hay un fondo en esa soledad o es un prolongado vistazo al abismo de nuestra existencia? ¿Cómo nos apoyamos del otro para construir puentes soledad-compañía? ¿Es la soledad, igual que el dolor y el sufrimiento, un recordatorio vívido de nuestra existencia en el mundo?

Psic. Davy Aguilar
Contacto: 9992.19.89.51
Psicólogo y Terapeuta Gestalt