En la actualidad es muy sencillo dejarse seducir por la cultura de lo superficial y empezar a dejar de lado aspectos profundos y fundamentales que le dan sentido a las cosas. Uno de los ámbitos en el que está sucediendo este fenómeno es el de la educación, ya que se han dejado de lado principios filosóficos y epistemológicos básicos de la verdadera función de educar: Aprender a vivir.
El filósofo y educador Rubem Alves afirma que educar significa mostrar la vida a quien aún no ha vivido por lo que la primera tarea de la educación es enseñar a ver. Y éstas palabras cobran un sentido imperante en tiempos actuales, donde la necesidad de ver más allá de lo evidente es una habilidad que no hemos favorecido en los niños y jóvenes, probablemente porque tampoco fuimos entrenados en el arte de ver y percibir el mundo que nos rodea.
La escuela se ha convertido en una institución que en muchas ocasiones no permite que los individuos desarrollen todo su potencial ya que "parecen estar más preocupadas por hacer que los alumnos memoricen palabras que en comprender las realidades que ellas representan" (Alves, R).
Es necesario que como educadores (en un sentido amplio de la palabra) aprendamos de utilizar la capacidad de asombro, de contemplación y la curiosidad natural de los educandos para guiar el proceso de enseñanza y aprendizaje y no perder de vista nunca que la educación es un medio para una finalidad más grande y compleja, el desarrollo cognitivo, afectivo, social pero sobre todo, espiritual de los individuos.
Sólo de esta manera el aprendizaje y la vida misma cobran un verdadero sentido y las cosas que aprendemos en la escuela se transforman en aprendizajes de vida que nos permiten, a su vez, transformarnos en personas completas y saludables.
Lograr este entendimiento es sumamente difícil porque estamos insertos en un sistema educativo que nos limita en muchos sentidos. Sin embargo, la tarea no es imposible. Todo inicia con pequeños cambios, tanto de conciencia como de acciones encaminadas a recobrar esa capacidad de asombro. Pero siempre es necesario empezar por uno(a) mismo y predicar en el ejemplo. Es ahí donde se encuentra el verdadero aprendizaje significativo.
Centro de Psicología Integral TRASCENDER
Lic. en Psicología Carmita Díaz López
Estudiante de la Maestría en Psicología Aplicada en el Área Escolar