domingo, 27 de diciembre de 2020

La Nostalgia de quienes se quedan

Dedicado a quienes se fueron este año:
Tía Lucy, Tío Chucho
y demás que trascendieron la vida 

Duele revisar hacia adentro y buscar las palabras exactas que reflejen mi sentipensar al respecto; pese a la incertidumbre de la redacción y de poder encontrar dichas palabras, me atrevo a plasmar en esta entrada, lo que yo y muchas personas han vivido en esta actualidad que nos toca vivir.

Creo que como todo buen escrito, ha de venir matizado de las raíces que componen el título; así que comenzaré por allá. “Nostalgia” es una palabra que por muchos años, los seres humanos hemos sobre-explotado y que en diversas ocasiones suele confundirse con la tristeza (y no es para menos, si son primas hermanas). Las raíces griegas de la Nostalgia descansan en dos principales elementos: Nostós (νόστος) que significa regreso y álgos (ἄλγος) que significa dolor; es así que describimos este intenso sentimiento de anhelo o esperanza porque aquellos acontecimientos o situaciones del pasado, regresen a nuestro presente.

Esta nostalgia puede invadirnos y hacernos desear momentos, lugares, experiencias y sobre todo, personas que ya se han desvanecido o que han partido de este mundo y que no volverán. Es por esto mismo, que la nostalgia suele ser tan abrumadora que quienes la vivimos solemos transitarla con sufrimiento; ¡no nos detengamos, el sufrimiento también forma parte de los diversos matices de la vida! Aunque una tendencia es a huir de este mismo sufrimiento o repudiarlo de nosotros, creo que es necesario darnos tiempo de sentirlo, ya que como todas las emociones y sentimientos, son testimonio de nuestra existencia.


Entre los puntos altamente positivos que le encuentro a la nostalgia, está el recuerdo… recordamos los momentos, las personas, los lugares con quienes estuvimos en contacto y nos relacionamos; esto último que menciono, creo que es lo más fundamental de escribir sobre dicho sentimiento humano, ya que nos proporciona la capacidad de resignificar nuestra propia existencia y de proyectarla de cara al futuro a partir de esta consciencia de que algo/alguien tan significativo existió en nuestro marco de experiencias y que nos toca continuar caminando ante su ausencia.

Pero, ¿el tomar en cuenta estos puntos positivos ayuda a hacer menos dolorosa la nostalgia? La verdad no, solo la hace entendible. La nostalgia de quienes nos quedamos es dolorosa por origen, es la huella de que alguien ha tocado nuestro corazón el tiempo que fue necesario y que ese contacto fue tan prometedor que nos ha sacado del lugar común que nos proveen el resto de las experiencias; es decir, el contacto con ellos, ha sido tan representativo para nosotros que la nostalgia se hace presente para despertar las experiencias más esenciales con ellos y todo un proceso de aceptación de su ausencia física al interior nuestro.

"El encuentro entre dos personas es como el contacto
entre dos sustancias químicas: si se produce
una reacción, las dos se transforman"
Carl G. Jung

La pandemia nos ha llenado de muertos, de incertidumbre y ha acrecentado el volumen de experiencias nostálgicas en nosotros, ante lo que en algún momento fue y hoy pudo ser… pero ya no más. Yo lo constato en mi transitar por estas experiencias y admiro la ausencia de quienes no pudieron estar esta navidad o compartir los abrazos como cada año solía ser; a punto de terminar el año, esta nostalgia se acentúa.

En estos momentos tan llenos de incertidumbre que la pandemia por COVID-19 nos provee, solo podemos abrazar estos recuerdos de quienes también han transitado el mundo acompañándonos y llenándonos de sus tan particulares formas de ser, agregando crecimiento en nosotros, ya que cada contacto con ellos, no es un episodio en vano, sino que funge como catalizador de nuestra persona. Nuestros encuentros con quienes ya se han ido, nos hacen más humanos, más sensibles y vulnerables; tanto como cuando ellos se marchan y nos toca vivir la nostalgia abrazando el dolor al que conlleva su ausencia para resignificar nuestra propia existencia, para vivir el presente y atesorar el pasado.


Hoy la invitación no es a repudiar la nostalgia, sino a vivirla como deviene en nosotros, ya sea con llanto, recuerdos, risas, sollozos, y sobre todo, con el sostén de quienes se han quedado junto con nosotros, ante estas inevitables ausencias.

Ser-Humanos implica ser conscientes de esta finitud de la vida, aunque a veces duela o sea inesperada. Ser-Humanos implica entender que esta nostalgia de quien se queda, es por el amor de quien se va.

Psic. Davy Aguilar
Contacto: 9992.19.89.51
Psicólogo clínico y Psicoterapeuta Gestalt

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